“La ley de muerte digna es una ley valiente y
necesaria que garantiza una atención más humana en el proceso final de la vida”
Jesús Morera explica que lo que se pretende
es “una mayor atención humana con enfoque en la voluntad del paciente y menos
tecnificación cuando la muerte es inminente, inaplazable, inevitable”
Canarias, 21 de mayo de 2014.- El portavoz
de Sanidad del Grupo Parlamentario Socialista, Jesús Morera, afirmó este
miércoles que la proposición de ley de derechos y garantías de la dignidad de
la persona ante el proceso final de su vida es “una ley valiente y necesaria
que garantiza una atención más humana”. En el pleno de la Cámara, recordó que
la iniciativa persigue regular el ejercicio de sus derechos, los deberes del
personal sanitario que atiende a estos pacientes y las garantías que las
instituciones sanitarias estarán obligadas a proporcionar en este proceso.
Tras
informar de que el documento está basado en los textos de la ley andaluza al
respecto y en la proposición de ley del PSOE en el Congreso de los Diputados,
explicó que la norma se hace imprescindible porque la legislación actual no
garantiza una muerte digna para todos los ciudadanos. Además, señaló que no
sería necesaria si el Estado hubiese promulgado una norma básica, pero el
proyecto presentado durante el Gobierno de Rodríguez Zapatero no llegó a tiempo
del final de legislatura y la posterior proposición de ley fue arrollada
por la mayoría que apoya al actual Gobierno de Mariano Rajoy.
Ante
las críticas del Grupo Parlamentario Popular a la propuesta presentada por los
grupos Socialista y Nacionalista, el diputado del PSOE recordó que en las tres
comunidades autónomas donde ha prosperado un texto similar, el PP ha apoyado al
menos en parte su articulado. “La incertidumbre que genera una legislación
insuficiente es una carga añadida para personas que están en el peor momento de
su vida, provocando desconfianza en los pacientes e inseguridad en los
profesionales, a lo que se añade un discurso mediático social, impregnado
de fundamentalismo sobre la sacralidad de la vida”, dijo.
Jesús
Morera indicó que los avances de la ciencia permiten la prolongación de la vida
o el mantenimiento de las funciones vitales hasta límites insospechados, lo que
puede llevar en algunas ocasiones a que pacientes con enfermedades neoplásicas
o degenerativas irreversibles con pronostico vital infausto lleguen a una
situación terminal con intenso sufrimiento personal y familiar en un entorno de
atención sanitaria intensiva altamente tecnificada.
“En
un Estado de derecho, morir bien no puede seguir dependiendo de las creencias
del médico que a uno le toque, sino que debe ser una garantía para todos los
ciudadanos”, insistió el parlamentario, quien precisó que la emergencia del
concepto de la autonomía personal ha modificado profundamente los valores en la
relación médico y paciente, “y qué mejor momento para respetar la voluntad de
una persona que en la etapa previa al final de su vida”.
El
diputado socialista sostuvo que el exceso de medidas de soporte vital para
mantener artificialmente una vida sin posibilidades reales de recuperación es
contrario a la dignidad humana. Añadió que la labor de los profesionales
implicados en el proceso final de la vida de un paciente se ve perjudicada por
varias circunstancias. “La negación u ocultación que gran parte de la sociedad
hace de la muerte, las expectativas poco realistas de los familiares o
del paciente en situación terminal, o la incertidumbre respecto al resultado de
determinados tratamientos generan una situación de inseguridad que lleva a la
inhibición de los profesionales en la toma de decisiones en esta situación”.
Subrayó
que esta Ley quiere contribuir decisivamente a proporcionar seguridad jurídica,
a la ciudadanía y a los profesionales sanitarios en las actuaciones
contempladas en ella. Destacó que en el texto se citan términos muy duros como
“obstinación terapéutica”, “y es cierto que en muchas ocasiones profesionales
sanitarios y familias nos empeñamos en intentar cosas que realmente son fútiles
y lo hacemos con toda nuestra buena intención por el hecho de pensar que se
hizo todo lo posible, cuando quizás ese no era el deseo del paciente y lo que
de hecho conseguimos es sólo prolongar su sufrimiento”.
Tras
aclarar que una cosa es eutanasia y otra evitar la obstinación terapéutica,
hizo hincapié en que esta ley abre la puerta a que los pacientes, sus
familiares si fuera menester y los profesionales sanitarios hablen del momento
en que se deben parar las acciones con intento terapéutico y emprender el
cuidado paliativo hasta sus extremos. También recoge explícitamente la
elaboración de plan de cuidados paliativos para Canarias, “herramienta
sumamente necesaria que ayudará a articular las necesidades de recursos
humanos, materiales y organizativos para asentar una labor que ya se está
haciendo con magnífica consideración de la ciudadanía”.
“Estamos
ante una ley valiente que afronta cuestiones que ya son exigidas por muchos
pacientes y realizadas por muchos profesionales, pero que conviene dejar por
escrito en un texto con rango de ley que comprometa además a las
instituciones”, expresó Morera, quien concluyó su intervención diciendo que, en
suma, “lo que se pretende es una mayor atención humana con enfoque en la
voluntad del paciente y menos tecnificación cuando la muerte es inminente,
inaplazable, inevitable”.